En un asfalto lleno de favoritos se lució que tantas y tantas veces fue el que flaqueaba, el que no se entendía con el equipo, el que no era un corredor grande. Saco su calidad que la tiene y es mucha, miró hacia atrás y empezó a rodar a una velocidad altísima, tanta que no se le recordaba tan fresco desde el Tour que le coronó como uno de los favoritos a todo el pelotón, en aquel Tour Alberto Contador le batió por poco pero ayer la estocada fue de manual porque saltó sorprendiendo, abrió brecha y sentenció con la rabia y el orgullo dibujado en su rostro.
Mendrisio acogía un Mundial que empezaba rápido pero con reservas en los teóricos favoritos porque se miraban, se medían y, sobretodo, se respetaban. La mejor noticia para España es que Joaquín Rodríguez, 'El Purito', consiguió el bronce un metal más para el ciclismo español que nos está acostumbrando a lo bueno, ya vendrán días peores ahora toca disfrutar.
'El Purito' se escapó desde lejos para buscar una buena posición delante para ayudar a uno de los tres líderes españoles: Freire, Valverde o Samuel Sánchez. Pero la carrera quiso que no tuviera que hacerlo porque fueron incapaces de contener y responder a Evans que culminó un magnífico mundial del equipo australiano. Evans selo la victoria pero todo fue gracias a un equipo que no se arrugó, que tiró del pelotón y que no dejo que ninguna escapada venciera.

Pero antes de la prueba de ruta se había disputado la contrarreloj donde el anfitrión Fabián Canceralla se exhibió ante su público, en su casa. Rodó por el circuito de Mendrisio como si fuese montado en una moto, con una técnica perfecta y casi insuperable.
Canceralla abusó de sus rivales, o mejor dicho, el suizo les enseñó que es imposible batirlo contra el crono y que sólo hay posibilidades en las Grandes de 21 días, en la última contrarreloj y si el que corre contra él se llama Alberto Contador.
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